Capítulo IV. El Llamado de la Sociedad.

La sociedad llama a todos los seres humanos para que se incorporen al proceso de producción y conformación en que está organizada. No existe opción para quien desea vivir bajo esta dictadura. Para el individuo que no se adecua al orden social, existe un par de caminos: el de ser marginados o eliminados, mientras que el segundo es menos agresivo, sólo tiene que emigrar de la sociedad, para irse a radicar al mundo del Llanero Solitario, al de Robinson Crusoe o al del ermitaño. Si una persona rechaza el llamada, será marginado, si se obstina, puede ser hasta eliminado si no cambia su manera de ser y pensar.

Algunas personas aprenden a ser antisociales, gracias a la crisis familiar en que fueron educadas, por lo que vivir en sociedad y mantener relaciones en ella, les resulta difícil y a veces hasta imposible. El modo de vida que asimilaron fue similar al de personajes ermitaños. Actualmente dirigen sus vidas como si radicaran en una pequeña isla. Cualquiera que trata de ser amistoso con ellas, sólo recibe agresión o indiferencia, lo cual es frustrante para quienes tienen espíritu altruista, al tratar de sacarlos de su ostra. Estas personas se vuelven amargadas, incomprendidas y solitarias, les resulta difícil tener amigos, no logran ubicar sus sentimientos con solidez y terminan acusando al mundo de sus desgracias. Desconocen que el 90% de los fracasos se debe a nuestras actitudes y que sólo el 10% de ello, está propiciado o influido por el medio que nos rodea.

Esta gente quisiera que la sociedad les permitiera crear su isla en medio de los círculos sociales, con los que deberá tener comunicación. La sociedad jamás aceptará tal cosa, porque pondría en peligro su estabilidad. Entonces a estas personas, sólo les queda una sola cosa, tener su propia isla, pero en ello existen dos inconvenientes. El primero será que para comprar una isla se necesita muchísimo dinero, algo que únicamente un multimillonario puede tener y hacer. El 99.9% de los seres humanos no podrá lograr eso jamás. La segunda posibilidad es más complicada, porque habría que cruzar de la realidad a la imaginación, algo imposible, pues nuestro buen amigo Robinson no es real, es solo producto de la imaginación de un buen escritor.

Entonces queda un camino: aceptar el llamado de la sociedad o huir de este mundo, algo que se puede lograr de manera trágica con la muerte. Pero siendo tan interesante vivir en este mundo, el suicidio resulta un camino impropio que solamente tomarán los cobardes. Pero esto nos lleva a vivir fuera de la sociedad, en el lugar más terrible en que se pueda vivir, esto es el infierno. Así pues, tenemos las alternativas de oír a la sociedad y aceptar sus condiciones o rechazar sus ofertas.

Llamamiento social.

A la sociedad no le interesa mucho si una persona estudia o no, mientras no trate de desequilibrarla, el hombre puede elegir dedicarse laboralmente, a lo que sea, total esta tiene el sartén por el mango. Del lado caliente lo tendrá que agarrar siempre, aquella persona o individuo que no se quiera sujetar a ella. La sociedad lo mismo necesita profesionistas, que técnicos, obreros calificados o simples obreros. La sociedad es la que determinará el valor y calidad del sujeto, a través de lo que estudie y logre escalar en el sistema social.

Por las decisiones que realice una persona, la sociedad se tomara la atribución de llevarla a vivir en una zona exclusiva, o a una zona popular o marginada. La sociedad determinará el tipo de coche que se ha de manejar, ya sea de lujo, uno del año (pero comercial); mientras que otros conducirán solamente un auto viejo o andarán a pie.

La escala o patrón social determina el tipo de escuela en que se estudie, así como a la profesión a la que se ha de dedicar una persona. Aun cuando la hipocresía social encubra esta realidad, existen carreras que solo los ricos pueden estudiar y si ésta la realiza alguien de una clase social menor, a lo único que podrá aspirar, es a terminar dando clases en una institución educativa. Tal es el caso de los mexicanos que estudian la carrera de Ciencias de la Comunicación, que terminarán dando clases de español en una preparatoria, porque los medios de comunicación, son exclusivos de cierta clase social mexicana.

En México el que es de clase baja, no se debe atrever a estudiar carreras de ciertos sectores exclusivos de los ricos, porque si lo hace, nunca saldrá de profesor en alguna universidad. La sociedad dice aquí te pongo y se acabó. La sociedad sigue llamando a todas las personas, ellas deben de escoger con mucho cuidado la carrera que mejor les conviene, así como a lo que se dedicarán. Por ello, esta teoría sostiene que elegir carrera determinara el triunfo o fracaso de una persona, por lógica, bajo la norma que tiene la sociedad de lo que es el éxito y la excelencia. Claro esta, que esto sólo Cristo lo cambia, cuando llama al hombre y este le obedece.

Si un creyente piensa estudiar una carrera, debe de estar conciente que esta no lo convertirá en millonario, sólo le dará algunos beneficios. Si se piensa de manera contraria, es porque ya se va circulando en sentido contrario al rumbo que lleva la sociedad. A un orientador se le pregunto: “Maestro ¿qué carrera puedo estudiar para ganar mucho dinero?” el docente contestó: “¿cree usted joven, que si yo traigo un carro viejo, es porque hice un voto profesional de pobreza?, si yo supiera, añadió el docente cuál es esa carrera que permite ganar mucho dinero, ya la hubiera estudiado y no estaría aquí dando clases hoy”.

Como el llamamiento y la vocación, la elección también es una trilogía en sí misma, en la cual debe hacerse una valoración de posibilidades, necesidades y habilidades, con las que se elegirá la profesión que más se adecue a la situación real de una persona. Ya se encargará la sociedad de premiarle a su tiempo, el logro de sus metas personales, siempre y cuando no entre en conflicto con las normas de la escala social.

Apostándole al destino.

El Señor nos ha llamado para vivir vidas de gozo y victoria, no vidas vacías, superficiales o centradas en nuestros propios logros y satisfacciones. Él es el único que le puede dar un giro a la estructura social. Por lo tanto tenemos que buscar primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura, y cuando se dice este esta esto bajo la soberanía de Dios. Todo aquello que nos conviene, bajo la óptica Divina y no la nuestra. El llamamiento del Señor, está basado en nuestras capacidades (Mateo 25:14-15) y dones que nos da, conforme al poder de su Espíritu (Romanos 11:29), para que alcancemos el éxito en esta tierra y en la gloria venidera.

El primer llamamiento que nos hizo, fue a la salvación con carácter opcional, pero el llamamiento a la santidad y al ministerio no son opcionales. El llamamiento a la santidad y al ministerio son irrevocables, no hay escape, ni pretexto ni salida, los cristianos deben de tener esto muy en cuenta o de lo contrario no entenderán el propósito de Dios para sus vidas. El caso de Mónica es un ejemplo de ello. Mónica era una joven cristiana que tenia seis años cuando su familia comenzó a recibir el evangelio. A esa edad no le fue difícil integrarse a la Iglesia.

Convivió con todos los niños de la congregación hasta la edad juvenil. Cantaba en el coro de los jóvenes y parecía ser alguien que triunfaría en la vida. Su padre siendo profesionista la impulsaba al igual que a sus hermanos, para que se desarrollara como estudiante. Era inteligente, entusiasta pero no se involucraba mucho en el trabajo congregacional, la razón es que ella tenía otras prioridades ¿distintas a la voluntad del Señor? El tiempo lo diría.

Sus quince años los festejó como una buena cristiana. La celebración fue en el templo y todo con tranquilidad. Un joven de la congregación con escasos estudios se enamoró de ella, fue correspondido, pero sus padres no se dieron cuenta que ellos habían iniciado un noviazgo. “Es poca cosa para Mónica”, decían sus hermanos. Pasaron los meses y un día se enteró el padre, quien de inmediato prohibió esa relación. ¿Porque no era cristiano?, no, porque el joven no llenaba las expectativas sociales que tenia el papá para Mónica.

Para que a mi hija prospere en la vida, decía el papá de Mónica, necesita casarse con un buen muchacho, que sea profesionista y con buenas expectativas sociales, si no es cristiano eso no importa, aquí lo hacemos, total si entra a la familia, tendrá que entrar también al cristianismo. El papá de Mónica le estaba apostando a la vida y se olvidó que los juegos de azar son un pecado y que en la mayoría de los casos, trae la ruina económica. Pero lo más grave es cuando dejamos a un lado el llamamiento de Dios y el proyecto de vida que tiene para nosotros, vamos con rumbo al fracaso.

Paso un par de años, ella entró a la universidad en donde conoció a un joven llamado Miguel, de clase alta. Sólo tenía unos pequeños defectitos: el cigarro y el alcohol. Pero por otro lado tenía muchos deseos de ser profesionista: él estaba cursando la misma carrera que iniciaba Mónica y la misma que tenía el papá de ella. Con los días se hicieron novios. El padre de Mónica se enteró pero se hizo el disimulado, pero comenzó a invitarlo a la Iglesia. Miguel era un joven “de mente abierta”, como se dice ahora, iba gustoso a la iglesia, domingo a domingo, acompañando a la familia. No es cristiano pero ya lo será un día de estos, solamente es cosa de esperar en el Señor. Con ello la familia quería justificar la relación ente los ojos de la congregación. Sólo escuchamos la voz del Señor, cuando tenemos buena relación con Él y no cuando queremos manipular su voluntad. La vida social tiene un fuerte atractivo.

Miguel y Mónica tenían una relación de noviazgo, como las parejas modernas, él iba a la casa de la muchacha después de salir de la universidad, estaba con ella hasta altas horas de la noche, a la vista de los padres. Salían de vez en cuando, con jóvenes del círculo social de Miguel, gente de mucho mundo que hablaba de centros nocturnos, viajes a lugares exclusivos, coches deportivos y relaciones sociales de clase alta. Esto tiene un fuerte atractivo para muchos y se dejan fascinar por este ambiente.

La relación de Mónica y Miguel, tenía cierto tipo de besos y caricias que entre ellos eran “un poco normales” con actitudes comprometedoras, como el que Mónica se sentaba en el regazo de Miguel, “son jóvenes, decían los papás, los tiempos han cambiado, ya no es como antes, como cuando todo nos lo prohibían nuestros padres”. ¿Qué tipo de relación estaban llevando? Nadie nos ha puesto por jueces, dijo en una ocasión la mamá de Mónica. ¿Cuándo debía disfrutar su sexualidad Mónica y Miguel y hasta dónde debería de ser en el noviazgo?

Lo cierto es que Mónica y Miguel se dejaban llevar por la pasión y se olvidaron de que lo que mal empieza mal acaba. Es importante que los jóvenes reconozcan que el tipo de relación que se tenga en el noviazgo, influirá definitivamente en la relación matrimonial, si solo la relación de pareja redunda en la atracción sexual, la relación matrimonial se fundamentará en ello. Un hombre o mujer puede acariciar a otra persona por amor o por atracción y placer. El problema es que en un noviazgo no se puede separar al amor del placer; dándose la confusión cuando ignoramos que el placer sí puede separarse del amor. Cuando un hombre ama a una mujer por encima del placer, antes que su satisfacción está el respeto y honor de ella y el de sus familias.

Si yo sé que fui llamado a ser templo de Dios (1ª de Corintios 6:18-20) y Sacerdote de su Gracia (1ª de Pedro 2:9-10), entonces le doy a mi cuerpo este tipo de cuidados. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado y tu ley está en medio de mi corazón. (Salmos 40:8). Muchos creyentes no aceptarían que las bancas del templo o los instrumentos con que ahí se alaba, sean prestados para utilizarse en una fiesta pagana, pero sí permiten que sus cuerpos sean utilizados para deslizarse en el placer sexual, las distracciones profanas, etc.

El llamado de Dios es para que nuestros cuerpos sean templo del Espíritu Santo, ¿podrá entonces hervir en un mismo cuerpo el fuego del Espíritu y el fuego de la pasión, lujuria y deseo carnal, con caricias y besos que incitan al placer sexual dentro del noviazgo? Quien se deja llevar por el placer que produce el beso y la caricia del noviazgo, más que por el amor entre la pareja, se olvida del llamamiento que Dios le hizo, el cuerpo no es para la fornicación, ¿En dónde principia la fornicación, en el acto sexual o en el erotismo de una caricia o beso?

Miguel como todo novio no cristiano, de vez en cuando se desaparecía de la casa de la novia por algunos días, sin que la familia de el supiera dar razón de su paradero. Algún defecto tenía que tener el joven, nadie es perfecto, era la clásica respuesta que la familia de Mónica le daba a la congregación cuando preguntaban por Miguel. La familia de Miguel se comportaba con cierta indiferencia ante esa situación del muchacho. Los hermanos de Mónica trataron de convencer a la joven de que la relación estaba yendo por mal camino, ella no quería escuchar y se encerraba en su cuarto a llorar. Más vale llorar por un hombre seis meses, que llorar por él, toda la vida. Cuando el pastor le hizo esta recomendación a Mónica, ella se rehusó a pensarlo en ello.

Los tres hermanos de Mónica comenzaron a estudiar en la misma universidad en que ella estaba. Por esa razón dejaron de asistir a los cultos de jóvenes que se realizaban todos los sábados. Cuando se les preguntaba a los padres ¿por qué no asisten los muchachos?, Ellos decían: “porque tienen mucho que estudiar”. Si se les cuestionaba la importancia de asistir al culto de jóvenes, ellos decían: “La mejor herencia que se le puede dejar a un hijo es que estudie una carrera profesional”. El pastor en alguna ocasión trató de dar consejo al respecto diciendo que eso era un error, la segunda casa de un joven es la Iglesia y no la escuela. La mejor herencia que se le deja a un cristiano es la fe en Cristo; la carrera profesional, debe estar subordinado a ello (Mateo 6:33). Sin embargo, los padres de Mónica no lo aceptaron y jamás hicieron algo porque sus hijos comenzaran a asistir de nuevo a los cultos juveniles.

Los jóvenes pueden y deben asistir a la Iglesia con la misma responsabilidad con que asisten a la escuela. Muchos jóvenes inconversos trabajan y estudian a la vez, ¿por qué un creyente no puede hacer algo como eso?, asistir a la universidad y a los cultos de jóvenes. El atractivo que tiene la sociedad puede anteponerse a los intereses del Señor.

El medio académico influye de esta manera sobre los jóvenes, porque ahí se promueven las fiestas, la posición social, el reconocimiento y otros atractivos más, con los cuales se envuelve al estudiante. El Señor nos llamo a negociar con nuestras virtudes, talentos y dones (Lucas 19:13) Por ello nos considera administradores en su obra y de su obra. (1ª de Corintios 4:1).

Un día que la presión familiar llegó a su límite, Mónica estalló en llanto, su hermano mayor pidió que lo dejaran hablando a solas con ella. La confrontó surgiendo la razón por la que el noviazgo no podía terminar. Tenían tres años de noviazgo y dos de mantener relaciones sexuales, el hermano de Mónica salió de la habitación, llamó a sus padres y se tomó una decisión, Mónica y Miguel tenían que casarse, estaban a punto de titularse, lo cual era propicio para establecer una fecha inmediata para el matrimonio. Llamaron a Miguel y él aceptó la propuesta, ninguno de la familia pudo reclamar ya que le habían dado mal testimonio. La familia de Mónica respiró satisfecha, todo estaba ya solucionado, pero… ¿eso era verdad? ¿Solucionado para quién?

Los padres de Miguel se juntaron con los de Mónica, la petición de mano se hizo como es costumbre y luego se dio la noticia en la congregación. Los jóvenes graduaron aquel verano, a los cuantos días se casaron y salieron de luna de miel se cuando volvieron las cosas en el corazón de Miguel, no habían cambiado mucho, el seguía siendo atraído por la fascinación social. Asistía a los cultos en compañía de sus suegros, vivía en la casa de sus padres, con el tiempo ambos lograron colocarse en una empresa. Pasado el tiempo, el padre de Mónica murió, ellos salieron de la ciudad por razones de trabajo. La vida de Mónica estaba sufriendo un cambio radical, pero sin una experiencia real con Cristo. Ahora se enfrentaría sola a su destino, ¿estaba preparada para comportarse como una fiel cristiana? El tiempo le habría de decir.

Ahora Mónica y Miguel convivían con sus compañeros de trabajo, asistan a las reuniones de fin de semana, en donde las bebidas y relajamiento social eran vistos como algo normal, nada de que avergonzarse, todo en un ambiente familiar, pero ella escondía la bandera de cristiana y a Miguel no le interesa mucho esa fe. Tenía la pretensión de que su familia paterna se integrara a ella. Sus metas eran ganar dinero y subir en la escala social y profesional. Actualmente Mónica asiste a la Iglesia, Miguel llega de vez en cuando, nada fuera de lo normal, el problema es que el hijo de Mónica no asiste con regularidad a la escuela dominical como ella lo hacía y bajo la influencia mundana de Miguel ¿qué futuro le espera al hijo de Mónica para el día de mañana? Miguel no estaba preocupado por ello, para él sólo es asunto de religión. Mónica tampoco se ve preocupada por la formación espiritual de su hijo; total, hay muchos cristianos como ella, parejas disfuncionalmente cristianas.

Dios llamó a esta joven inteligente, le dio dones, talentos y virtudes para que le sirviera. ¿El proyecto de vida que Dios tenía para ella se cumplió? ¿El Señor la llamó solamente para que obtuviera metas y beneficios personales? Ella vive para sí misma, su marido y su hijo. Sus dones están al servicio de una empresa y no al servicio de Dios. Qué pena que el adversario neutralice el éxito y futuro de un creyente de manera tan sutil y vana. Lo que fue un excelente proyecto de gozo y victoria, solamente llegó a ser un beneficio personal y nada más. El privilegio de amar, dar y servir se cambió por el de recibir solamente para sí misma. Como no aprendió a dar, su participación en la Iglesia es nula y por ello no está interesada en ganar a sus suegros ¿Mónica estará conciente que los padres de Miguel se están yendo al infierno? Su marido asiste a la Iglesia, pero nunca se le ha oído decir que es cristiano, nunca se le ha visto testificar a otros y gusta de beber licor.

Los padres de familia comúnmente están pensando en que sus hijos tengan lo que ellos de niños no tuvieron, y que los hijos no pasen por las dificultades que ellos pasaron cuando eran pequeños. No existe ningún pecado en tener este tipo de pensamiento. Pero cuando los padres tienen que apoyar a sus hijos para que decidan entre los beneficios espirituales y los materiales, es peligroso poner eso en una balanza sin que la voluntad de Dios impere. Al padre de Mónica eso fue lo que le falló y sin darse cuenta, por su actitud indolente a la conducta superficial de sus hijos dentro del noviazgo, propició que ellos le dieran más importancia a los consejos de la juventud inconversa, que a la enseñanza de las sagradas escrituras. Hoy Mónica y sus hermanos viven un cristianismo y matrimonio superficial. Los hijos de Mónica así se están formando como parte de la nueva generación de la Iglesia.

En el bien de los justos la ciudad se alegra; mas cuando los impíos perecen hay fiesta. Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida, más la boca de los impíos será trastornada, (Prov. 11:10-11). Dios nos está llamando para ser un proyecto de vida santa, victoriosa y eterna. La decisión de responder al llamado de Dios, cada uno la toma conforme a su nivel espiritual y su relación con Dios.

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