Conclusión

Conclusión.

Pasaron los meses y la armonía en el hogar de la tía Cande, era cada ves mejor, lo hijos ya no respiraban ese ambiente lleno de insultos, gritos y golpes, que más que lastimar el cuerpo, laceran el alma, dejando huellas casi imborrables, como son el temor, la inseguridad y a veces algo más grave, la repetición de conductas, sobre una nueva generación, que debería venir aun mundo mejor y que solo viene para encontrarse con un hogar lleno de agresión.

La tía Cande llego a casa muy contenta y le propuso a su marido que se integraran a una congregación religiosa, en donde ellos podía recibir un poco más de ayuda y con los días, formar un grupo de apoyo a matrimonios que estuvieran pasando por la violencia que ellos habían superado. Julián acepto y con los meses, sus hermanos también estaban trabajando en la comunidad religiosa, apoyando a sus amigos y vecinos. Julián estaba cada vez más convencido, de que el hombre debe de amar y cuidar a su mujer. Además descubrió que cuando la cabeza de la casa funciona a la perfección, el hogar se convierte en una fuente de inspiración y progreso.

Pasaron dos años y la familia de la tía Cande comenzó a mejorar su estilo de vida. Julián ya no invertía el poco dinero que ganaba, en tomar alcohol con sus amigos y traía el sueldo completo a casa, lo que mejoro la alimentación de la familia. Cande sentía que estaba viviendo su sueño. Pero la situación del campo mexicano, no es del todo buena, a pesar de que por este, Álvaro Obregón nos vendió a los Estados Unidos, con los tratados de Bucareli, evitando con este acuerdo, que nuestro país produzca tecnología y condenando a los mexicanos a la dependencia de los caprichos capitalistas, de los países ricos del mundo. Algo que los priistas han ocultado, pero que nunca podrán borrar de la historia.

Daniel siguió estudiando en la escuela Juan Álvarez, en donde concluyo sus estudios. Luego continúo con la secundaria, en donde saco altas calificaciones, quedando siempre, entre los mejores alumnos de su generación. Actualmente radica en los Estados Unidos, con una familia que trata de evitar la violencia familiar. La hermanita de Daniel, tan bella como la madre, fue elegida señorita simpatía, en la secundaria en que Daniel estudiaba. Armando nacido en el sur de México y creado en el norte, salio de su pueblo natal con rumbo a la frontera Tamaulipeca que lo vio crecer. Su sueño es volver a su pequeña patria, en donde espera un día volver a vivir.

El tío Julián y la tía Cande, a los diez años de haber superado su crisis familiar, salieron de Atoyac para no volver jamás. El sueño americano, pudo más que el valor de la tortilla de maíz, con todo y que eran hijos del Maíz. Los burritos y la milpa, pasaron de unas manos a otras. Jacinto Senovio ya no iría más para el palmar, ahora las gaviotas pasan por el trigal, sin verlo más. El tío Julián y Cande, comenzaron a comer pan de barra, queso amarillo; a tomar leche de pasteurisadora y congeniar con la mayonesa extranjera, las ropas de marca y las tiendas capitalistas e industrializadas. Aprendieron a vivir del lado extranjero, en las tierras que alguna vez, fueron de los mexicanos.

Las grandes ciudades de nuestro país, no los logro retener a nuestros compatriotas, porque sus colonias perdidas solo existen falsas promesas políticas, que en tiempos de campaña suenan muy bonitas, pero que a la hora de cumplir, se olvidan toditas. El seno social de México, no pude abrazar y retener entre sus entrañas, a la familia de la tía Cande, aun cuando todos eran buenos mexicanos, un poquito más que lo que es nuestro nopal. Las tres familias se pasaron al lado americano. La nueva generación de ellos, parece ser que se están olvidando de su raíces.

Todos los nietos de la tía Cande, radican en el estado de Texas. Algunos de ellos tratan de evitar la violencia familiar. Luchan por un futuro mejor, que el que ellos podían haber tenido, si hubieran quedado en el campo. La milpa del tío Julián, hoy es trabajada, por una generación que trata de progresar con muchas promesas y muy pocas esperanzas, razón por la que muchos mexicanos dejan sus tierras, para irse a vivir en el país vecino. Lo triste es que varios de ellos, están planeando seguir los pasos del tío Julián.

Arrnando es docente en la ciudad de Tampico y cada vez que puede, les cuenta a sus alumnos, la experiencia que vivió la tía Cande en pro de que este fenómeno social no se repita, al menos en quienes tienen oídos para oír y desean superar la violencia familiar. Los otros hijos de la tía Cande, estudiaron con más ahínco y lograron forjarse un bienestar económico, mucho mejor que el que Julián y Cande les habían dado.

El tío Julián vive aun en esa ciudad, en una de las colonias populares de Nuevo Laredo Tam. A cinco años de su llegada, la tía Cande falleció de un problema mamario. Para el tío Julián, esto fue un duro golpe y hoy esta esperando unirse un día de nuevo, con la tía Cande, la cual lo esta esperando al otro lado de la vida. El tío Julián espera que todos los mexicanos aprendamos a respetar a la mujer, tratándola con amor y no con violencia, porque don Benito lo dijo con toda certeza. El respeto al derecho ajeno es la paz, amor y respeto que Dios manda.

0 comentarios:

Publicar un comentario