
La Santidad es Permanente
Aarón Catalán de León
Nadie puede defender lo que desconoce o creer lo que no entiende.
No sólo basta tener por principio de credo la doctrina de la santidad. Es básico, no sólo mantener nuestra. Identidad como iglesia del Nazareno, sino apremian" te una vida victoriosa, y no una existencia mediocre, por lo que todo cristiano debe conocer la doctrina de santidad y experimentar a la vez profundamente, en espíritu y conducta, en cada uno de sus aspectos, esta promesa divina.
En estos días de tormentas, terremotos; desastres, violencia, crisis económica, inestabilidad política, ansiedad y turbulencias de todo tipo, se hace necesario ubicar el lugar en que nos encontramos, basándonos en algo sólido, que nos dé la confianza. y fortaleza inconmovible, para soportar todo esto, para solidificar nuestras vidas, familias y sociedad. Además de tener y habitar en una iglesia victoriosa, por lo que hoy se hace oír y sentir más fuerte la voz del Salmista (89:26) cuando dice: "Mi Padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación".
Este mundo confundido, que busca religión pura y no la encuentra, que busca la razón de su existencia y no da con ella, debe conocer que esa roca que le da solidez es Jehová, Cristo Jesús y el Espíritu Santo, Dios de Santidad, que edifica a los que se rinden a El. En lo más alto, donde puede habitar confiado, y aun cuando el mal le rodee, estará seguro, y la base de esto la encontramos en 1 de Pedro 1:16: "Sed santos, porque yo soy Santo”.
Las ideologías políticas que buscan emancipar, las filosofías que tratan de mantener los valores humanos y los esfuerzos educativos que pretenden satisfacer las necesidades espirituales y morales cada vez más ven como la humanidad se pierde en una forma loca y alarmante, corriendo entre desajustes, conflictos y confusión, social, moral y religiosa; deteriorándose los valores que daban forma a nuestras culturas conservadoras.
Aun atrás, nos escandalizaba el divorcio, adulterio, relaciones premaritales, mentiras, fraudes y otras tantas cosas que hoy vemos con algo de “naturalidad”, cosa de muchachos, y lo tomamos con mayor “realismo”, porque somos “de una criterio más amplio”. Ya que están a la orden del día todas esas cosas, y aún en los medios de comunicación, que de continuo vemos, nos presentan imágenes que no podemos hacer a un lado y día a día se proclaman, entrando hasta el seno de nuestros hogares.
Ante tal turbulencia moral y espiritual, el hombre necesita seguridad, fortaleza y esperanza, que le den la solidez para ver el Siglo XXI, y la expectativa le incomoda y plantea una pregunta: ¿Qué será de su familia, de la sociedad y del mundo en el futuro?.
Un Huracán azotó al norte del estado de Veracruz y el sur de Tamaulipas, México, así como a otros estados durante el mes de septiembre de 1993, derrumbando muchas casas, que fueron construidas con materiales muy económicos y en lugares que se prestan para inundarse, por lo que no resistieron, quedando desoladas varias colonias y zonas de la región. Lo maravilloso del evangelio es saber que Dios no construye hogares económicos, con garantía de seis meses. Las vidas que edifica, las hace para vida eterna, y así vengan todo tipo de inclemencias, los hogares, iglesias y sociedad que están en el Señor Jesús, soportan de pie y permanecen, "siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1 de Pedro 1:23).
Se escucha fuerte, aun hoy, el llamado del Señor, a todo aquel que esté dispuesto a oírle y hacer su voluntad: "Acercándoos a El, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" (1 Pedro 2:4-5).
El Señor permite que sus hijos, hoy en día, estén fortalecidos, firmes dentro de la iglesia, en sus hogares, vidas, trabajo y dondequiera que se encuentren.
El hombre ofrece garantías, con un límite de tiempo a todo lo que él realiza, encontrando de 3 a 6 meses, de 1 a 2 o más años, pero Jesucristo ofrece una vida limpia y santificada para vida eterna, y no hay tormenta, inclemencia o cosa alguna, que pueda conmovemos. Si nuestros pies están sobre la Roca, permaneceremos en su santidad. Amén.
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